El derecho a la alimentación fue reconocido en 1948, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 25) como parte del derecho a un nivel de vida adecuado, y consagrado en 1966 en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Art. 11).
También ha sido reconocido en varios instrumentos internacionales específicos como la Convención sobre los Derechos del Niño (Art. 24(2)(c) y 27(3)), la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer (Art. 12(2)), o la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (Art. 25(f) y 28(1)).
El derecho a la alimentación ha sido así mismo reconocido por distintos instrumentos regionales –como el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conocido como el Protocolo de San Salvador (1988), la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño (1990) y el Protocolo a la
Carta Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos sobre los Derechos de las Mujeres en África (2003)– así como en muchas constituciones nacionales.
También hay varios instrumentos internacionales en materia de derechos humanos no vinculantes desde un punto de vista legal (recomendaciones, líneas directrices, resoluciones y declaraciones) que
resultan de gran relevancia para el derecho a la alimentación. Uno de estos instrumentos de derecho indicativo, y sin duda el más directo y detallado, es el texto de las Directrices Voluntarias
en apoyo de la Realización Progresiva del Derecho a una Alimentación Adecuada en el Contexto de la Seguridad Alimentaria Nacional (en adelante: Las Directrices sobre el Derecho a la
Alimentación). Estas Directrices fueron adoptadas por consenso en noviembre de 2004 por el Consejo de la FAO. Representan una herramienta práctica para ayudar a la realización plena del derecho a
una alimentación adecuada.
El derecho a la alimentación impone a todos los Estados ciertas obligaciones no sólo con respecto a las personas que viven en sus territorios nacionales, sino también con respecto a la población
de otros Estados. Sin embargo se calcula que son dos mil millones de personas que sufren malnutrición.
Basada en derecho, con la intención de acabar con la injusticia que provoca el hambre, la idea Patrón Básico se difundió por primera vez con motivo del Fórum de
las Culturas celebrado en Barcelona en el 2004.
En 2010 se publica el libro "El Capital de la Vida" de Santiago Fort en Monografias.com (un primera aproximación de expresar la propuesta sistémica):
En 2011 el proyecto "Desarrollar la aplicación necesaria para implementar el valor de la vida en las redes bancarias y en sus sistemas de pago" es seleccionado para asistir como invitada al Campus Party Milenio celebrado en Granada.
En 2012 participa en el concurso de nuevas ideas de la UOC&PLUGGED con la propuesta "Valorar la vida como recurso de riqueza" pasando a la fase final en
primer lugar como idea ganadora en la categoría de recursos.
En el 2013, se ha remodelado el proyecto con la ayuda del curso de especialización "diseño y evaluación de proyectos culturales", en la Universidad
Abierta de Cataluña (UOC), impartido por David Roselló.