Objetivos del Milenio: reducir la pobreza extrema


Las civilizaciones actuales están en un proceso de cambio acelerado propiciado por el colapso financiero mundial, los fraudes, la corrupción y los nuevos conocimientos de la ciencia y las posibilidades tecnológicas. Dentro de este contexto, el valor de la vida como fuente de riqueza pertenece al nuevo paradigma, entendido éste como un conjunto de conocimientos y creencias que forman parte de una visión del mundo, de un imaginario social, de valores, apreciaciones, gustos, ideales y conductas.


A nadie gusta oír que cada día mueren 22.000 niños a consecuencia del hambre.


Desde siempre ha existido la pobreza y se ha intentado erradicar sin éxito. Actualmente la ONU ha fijado sus objetivos del milenio pretendiendo reducir la pobreza extrema del planeta a la mitad en el 2015 pero ya se esta diciendo que será imposible conseguirlos.


Por otra parte, el presidente del BM, Jim Yong Kim, tiene en su agenda acabar con la pobreza extrema en el 2030 y compartir la prosperidad, pero dijo en la asamblea de primavera del BM y del Fondo Monetario Internacional (FMI) del 2013 que para ello se necesitará ingenio, enfoque, compromiso y visión de los líderes. Yong Kim, consideró imprescindible crear puestos de trabajo inclusivos, impulsar la igualdad, y mitigar potenciales shocks, como desastres climáticos o crisis alimentarias o de combustibles. También instó a actuar frente al cambio climático por considerarlo no sólo un desafío medioambiental, sino también una enorme amenaza para el desarrollo económico. De momento no se cumplen los protocolos internacionales (Kyoto, Bali).


El motivo de este fracaso continuado es fácil de imaginar, hace falta un gasto continuo de dinero del que no se dispone, con lo que todo queda en bonitas palabras y buenas intenciones. No hay dinero para todo. Este siempre ha sido el verdadero problema, no es suficiente el dinero público disponible para afrontar los retos del siglo XXI, así que hemos de agudizar el ingenio para conseguirlo.

 

¿Cómo?: creando por parte de la ONU (y esta es la propuesta de este proyecto) un nuevo dinero electrónico, regulado por un Patrón Básico, que sirva a estos objetivos y que sea igualitario y justo en su distribución. Sería un nuevo dinero que surgiría del valor material, tangible, real, de la vida que todos y cada uno de nosotros tenemos, un valor indiscutible. Un dinero electrónico de nueva creación.

 

En principio esta idea no se parece a ningún tipo de proposición sistémica conocida como podría ser las distintas propuestas de Renta Básica (RB), las rentas mínimas de inserción (PIRMI) o el Impuesto Negativo sobre la Renta (INR) propuesto inicialmente por Milton Friedman. Estos sistemas de renta persiguen un mínimo dinero asegurado para las personas necesitadas que surge de la captación tributaria, siendo ésta su principal dificultad para ser implementada a nivel planetario, mientras que la propuestas PB no se basa en nuevos impuestos, se creará el dinero en el momento de la compra electrónica de alimentos básicos, sumadose al capital existente, y al transferirlo a los estados para cubrir los servicios sociales. Como consecuencia se reactivará la economía y comportará una reducción de impuestos.


Por otra parte, la propuesta PB es compatible con las RRBB. Lo que propone PB es sumar este nuevo valor fiduciario al normal funcionamiento de cualquier sistema político o económico. Responde al fin perseguido por todas las ideologías y religiones: el bien común. PB tiene la virtud de acoplarse al orden económico imperante sin interferir en la soberanía de los Estados, ya que es de libre aplicación, al igual que el ciudadano podrá aplicar, o no, el saldo electrónico básico a sus compras y utilizar, o no, los servicios públicos. PB es de libre uso.


En la primavera del 2013, el ayuntamiento de Barcelona, creó la Tarjeta Solidaria de Alimentos (TSA) para personas sin recursos. La tarjeta sustituiyó el cheque o la transferencia bancaria que recibian las personas sin recursos como ayuda económica para comprar comida. Se repartieron más de 3.500 unidades, con las que se pudo comprar en cualquier tienda de alimentación. El usuario pudo ir a cualquier comercio, de forma anónima y, además, vió incrementada su capacidad de compra y de elección de alimentos.

 

En este caso, el sistema de pago electrónico de alimentos es el mismo que este proyecto propone, la diferencia esta en la obtención de los recursos económicos derivados de los impuestos destinados a los servicios sociales. PB pretende ir más allá y crear este dinero basándose en el valor fiduciario de la vida, sin más impuestos,  llegando al total de la población.