El Aire - El Pacto Humanitario

 

El Aire

 

      Se refiere a la necesidad de respirar para vivir y a las exigencias económicas para evitar su contaminación.

 

      En la atmósfera terrestre se pueden distinguir dos regiones con distinta composición, la homosfera y la heterosfera. Según la altitud, la temperatura y la composición del aire18, se divide en cuatro capas; troposfera, estratosfera, mesosfera y termosfera. A mayor altitud disminuyen la presión y el peso del aire. Protege la vida sobre la Tierra absorbiendo gran parte de la radiación solar ultravioleta en la capa de ozono. Además, actúa como escudo protector contra los meteoritos, los cuales se desintegran en polvo a causa de la fricción que sufren al hacer contacto con el aire.

 

      La cantidad de oxígeno disponible es posible gracias a la vegetación del planeta que convierte el dióxido de carbono en oxígeno, el cual es respirable. El aire es una especie de materia superada, adelgazada, como la materia misma de nuestra libertad”. Nietzsche. Está compuesto, aproximadamente, por 78,08 % de nitrógeno (N2), 20,94 % de oxígeno (O2), 0,035 % de dióxido de carbono (CO2) y 0,93 % de gases inertes, como argón y neón. En la troposfera, de 7 km de altura en los polos y 16 km en los trópicos, se encuentran las nubes y casi todo el vapor de agua. En ella se generan todos los fenómenos atmosféricos que originan el clima.

 

      Uno de los problemas acuciantes del medio ambiente es la eliminación sistemática de los bosques por el ser humano con la tala de árboles y quemas realizadas por la industria maderera, así como por la obtención de suelo para la agricultura, minería y ganadería, que provocan la deforestación de amplias zonas del planeta. Es un proceso antiguo que se ha incrementado en las últimas décadas, con un promedio de seis millones de hectáreas anuales.

 

      Talar árboles sin una eficiente reforestación resulta un serio daño al hábitat, en pérdida de biodiversidad y en aumento de la aridez. Tiene un impacto adverso en la fijación de dióxido de carbono (CO2). Entre los factores que llevan a la deforestación en gran escala se cuentan: el descuido e ignorancia del valor intrínseco, la falta de valor atribuido, el manejo poco responsable de la forestación y leyes medioambientales deficientes. En muchos países la deforestación causa extinción de especies, cambios en las condiciones climáticas, desertificación y desplazamiento de poblaciones indígenas.

 

 

      La deforestación puede afectar a la cantidad de lluvia caída en un lugar, y a otros fenómenos climáticos, al disminuir la humedad del suelo por efecto del sol. La principal causa que provoca el efecto invernadero con el consecuente calentamiento global y cambio climático es la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera producido por la deforestación, la quema de combustibles fósiles y la ganadería intensiva, entre otros.

 

      Los principales mecanismos de contaminación atmosférica son los procesos industriales que implican combustión, tanto en industrias como en automóviles y en calefacciones residenciales, que generan dióxido y monóxido de carbono, óxido de nitrógeno y dióxido de azufre, entre otros contaminantes. Igualmente, algunas industrias emiten gases nocivos en sus procesos productivos, como cloro o hidrocarburos que no han realizado combustión completa. Estos componentes en el aire implican riesgos, daños o molestias grave para las personas y bienes de cualquier naturaleza, también puedan atacar a distintos materiales, reducir la visibilidad o producir olores desagradables. Mayormente la contaminación se provoca por la combustión del carbón, petróleo y gasolina.

 

      Los clorofluorocarburos (CFC) tienen efectos potencialmente negativos: contribuyen de manera muy importante a la destrucción de la capa de ozono en la estratosfera, así como a incrementar el efecto invernadero. Concienciados del problema, el protocolo de Montreal puso fin a la producción de la gran mayoría de estos productos. El agotamiento del ozono produce niveles más altos de radiación ultra violeta en la tierra, con lo cual se pone en peligro tanto a las plantas como a los animales.

 

      El efecto invernadero evita que una parte del calor recibido desde el sol deje la atmósfera y vuelva al espacio. Esto calienta la superficie de la Tierra. Existe una cierta cantidad de gases de efecto de invernadero en la atmósfera que son absolutamente necesarios para calentar la Tierra, pero en la debida proporción. Actividades como la quema de combustibles derivados del carbono aumentan esa proporción y el efecto invernadero aumenta. Algunos contaminantes provienen de fuentes naturales como los producidos por los incendios forestales, por la erosión del suelo que crea partículas de polvo ultra finas, por los volcanes que arrojan dióxido de azufre y ceniza volcánica, o por los procesos de pudrición de la materia orgánica que también dañan la capa de ozono.

 

      Los aumentos en la contaminación del aire producen efectos nocivos para la salud como enfermedades de pulmón y ataques cardiacos y afectan directamente a las personas que padecen asma. Los ancianos y los niños son especialmente vulnerables. También estamos expuestos cuando consumimos productos alimenticios contaminados con sustancias tóxicas del aire que se han depositado donde crecen, cuando bebemos agua contaminada con sustancias del aire, o entramos en contacto con el suelo, el polvo o el agua contaminados. La contaminación del aire es un problema esencial de las sociedades modernas, a pesar de que es generalmente un problema peor en las ciudades, los contaminantes afectan el aire en todos los lugares.

 

      Por otra parte, el aíre en movimiento, el viento, puede ser aprovechado para crear energía eólica mediante aéreo-generadores conectados a las grandes redes de distribución de energía eléctrica. Los parques eólicos suponen una fuente de energía cada vez más barata y competitiva que otras convencionales. Además, pequeñas instalaciones eólicas pueden, por ejemplo, proporcionar electricidad en regiones remotas y aisladas que no tienen acceso a la red eléctrica.

 

      Los vientos se generan a causa del calentamiento no uniforme de la superficie terrestre. Durante el día, los continentes transfieren una mayor cantidad de energía solar al aire que las masas de agua, haciendo que éste se caliente y se expanda, por lo que se vuelve menos denso y se eleva. El aire más frío y pesado que proviene de los mares, océanos y grandes lagos, se desplaza para ocupar el lugar dejado por el aire caliente.

 

     La energía eólica es un recurso abundante, renovable y limpio que ayuda a disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero al reemplazar fuentes de energía a base de combustibles fósiles. El impacto ambiental de este tipo de energía es además, generalmente, menos problemático que el de otras fuentes de energía. La instalación de energía eólica requiere de una considerable inversión inicial, pero posteriormente no presenta gastos de combustible. Es una energía limpia al no requerir una combustión, por lo que no produce emisiones atmosféricas ni residuos contaminantes, evitando así un incremento del efecto invernadero y del cambio climático.

 

      Existen dispositivos de control medioambiental como pueden ser los precipitadores electrostáticos, filtros de aire, el carbón activado, los condensadores, los convertidores catalíticos, los métodos de recirculación de gases de escape, la desulfuración de gas de flujo o las columnas incineradoras.

 

      Como medida para instar al cumplimiento de los objetivos de reducción de contaminantes del aire, la directiva de la ONU obliga a los Estados miembros a elaborar unos programas nacionales de reducción progresiva de las emisiones, que establece las bases en materia de prevención, vigilancia y reducción de la contaminación atmosférica con el fin de evitar, y cuando esto no sea posible, aminorar los daños que de ésta puedan derivarse para las personas, el medio ambiente y demás bienes de cualquier naturaleza.

 

 

      Sin embargo, pocos son los países que pueden cumplir con el propósito establecido y aun así se cometen fraudes por parte de la industria que intenta esquivar sus obligaciones medioambientales alegando perjuicios económicos.

 

      Como siempre es el dinero quien acaba estableciendo en qué medida los objetivos marcados pueden ser alcanzados, lo que conlleva un empeoramiento de la salud del planeta y por ende, del ser humano.

 

También, la contaminación del aire se ha convertido en un problema esencial para la supervivencia en la tierra, lo que nos ha de llevar a considerar, como una necesidad esencial, imperiosa, la aceptación del Pacto Humanitario, que provea del capital suficiente a los Estados para orquestar planes de reforestación, así como de reconversión del transporte, la industria y las empresas hacia la consecución de los objetivos marcados: contaminación cero.

 

      “Sin aire no hay vida”, es evidente, el aire es una necesidad básica, esencial. Esta certeza, que nadie puede dudar, ni querer poner a prueba para verificar su evidencia, pues es evidente que es cierto que el aire, Oxigeno en esencia O2 tiene valor esencial de subsistencia para el ser humano, da pie a pensar que la mejor manera para poder solucionar los perjuicios de la contaminación del aire, al clima y las personas, es usar el valor que tiene como valor esencial mínimo de subsistencia para financiar proyectos promovidos por la ONU y los Estados, destinados a mejorar las condiciones del aire y de las personas, con dinero transferido del Certificado Valor Agregado de Subsistencia, correspondiente al Activo Patrimonial Agregado del Fondo de Subsistencia del Banco Mundial, anotando en el Activo: aire, y en el Debe: saneamiento de la Tierra, acordado por un Pacto Humanitario entre todos, por sufragio universal.

 

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